La Uva
La uva proviene de la vid que, como cualquier otra planta, posee una estructura básica formada por raíces largas, un tronco fuerte con diversas ramas y abundantes hojas. La raíz es capaz de excavar hasta 15 metros de profundidad. El tallo es corto y fuerte, y de él nacen las ramas, que en esta planta se llaman sarmientos. Los zarcillos son los mecanismos de agarre de la vid. Las hojas tienen dos funciones, por un lado, forman un un mecanismo regulador de la temperatura y la humedad de la planta; por otro, garantizan la función de la clorofílica, de vital importancia para la supervivencia del vegetal.
En tanto, el fruto que produce la vid se llama uva y ésta se desarrolla en forma de racimos. La uva se compone de cuatro partes: el raspón, el hollejo, la pulpa y las pepitas.
Raspón
El raspón (o escobajo) es la estructura. Es el esqueleto leñoso que sostiene a las uvas. Deben tratarse con mucho cuidado durante la vinificación para evitar sabores muy amargos en el vino.
Hollejo
El hollejo es la piel de la uva, la membrana exterior que la recubre y en la que se acumulan elementos (taninos, antocianos, sales y ácidos) que son sumamente importantes para la elaboración del vino, pues le aportan aroma, color y sabor. El hollejo está a su vez recubierto por una sustancia de aspecto ceroso llamada pruina, en la que se van adhiriendo microorganismos (levaduras, principalmente) que serán imprescindibles en el proceso de fermentación.
Pulpa
La pulpa es la carne de la uva, una masa de color blanco amarillento o verdoso que puede ser jugosa y que, en realidad, está formada por una serie de celdillas de delgadas paredes en cuyo interior está contenido el mosto. Aquí se encuentran los azúcares, los ácidos, y los aromas de cada variedad de vid. La pulpa contiene gran parte de lo que será, en un futuro, el vino.
Pepitas
Las pepitas son las semillas de las uvas, aunque podemos encontrar variedades, como las uvas de Corinto que carecen de este elemento, o bien, tienen semillas muy pequeñas. Aportan al vino sustancias aceitosas, aunque su contribución es muy escasa, puesto que nunca llegan a triturarse (hacerlo puede resultar nefasto para el vino).
Existen diferentes variedades de uvas con las que se elaboran los vinos. En su mayoría las hay tintas y blancas, como la Cabernet Sauvignon y la Chardonnay, respectivamente; aunque también existen las uvas rosadas, como la Gewürztraminer. ¿Cuál es tu variedad de uva favorita?
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